martes, 20 de mayo de 2014

XVII

"Tanto soñé contigo, que seguramente no podré despertar"
                                                                                      Robert Desnos.






He visto las caricias del fuego en la quietud de la mar
me han puesto tantas ventanas que mi ojo adoptó la forma de un salmón,
tantas que ahora son una pared.
Te quiero para que me arranques enfurecida los pelos como espinas
y con ellos te hagas una bufanda de perfume o una cuerda al sol.
Te quiero para que cubras mis ojos asalmonados,
que convulciones sobre la laguna como una jauría hasta que encunentres amparo,
para que te abras como un paraguas hirviente
 para que derrames mi sangre en opacos cigarrillos de noche
y que de humo construyas telarañas 
                                                               que simulen ser un pájaro, 
un alquitranado montón de huesos empapado en vino
                     que hace enviudar a las huérfanas.
Te quiero para volver a tus infinitesimales manos
                                                           que solo saben hacer el amor o la guerra,
para que entierres a la Belle Époque, 
                                        y te lleves al cuello a la generación Beat,
que te ahoga, te agota de versos.
...
La noche me la devuelve entre caprichosos recuerdos
y en carcajadas muere un diablo blanco que dice:
"con adioses no se calma la marea".

 

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