DÍA DE JITANJÁFORA MDLV:
Anoche no pude dormir. Inquieto,
intentaba lograr el sueño cuando vi, de reojo, algo extraño en el póster de “Abey
Road” de los Beatles (esa famosa foto de ellos cuatros cruzando la calle en
fila). Abrí los ojos y me pareció ver que se había despegado un poco.
Luego de eso, no pude volver a
cerrar los ojos.
La cinta del poster esta algo
salida, pero casi no se percibe.
DÍA DE JITANJÁFORA MDC:
comprar leche
pañales
tampones
pagarle al Musaraña
Escribo esto mientras espero en
la fila del buclbafle.
Se repitió una vez más, duró más
tiempo. Volví a sentir la misma sensación de que el poster se salía. Abrí los
ojos y alcance a ver la sombra del cartón inclinándose sobre mi cabeza. Al
siguiente parpadeo desapareció la imagen.
Parece un cachito más despegado
que ayer.
Hace dos noches que no duermo.
DÍA DE JITANJÁFORA MDCXXV:
ir farmacia
forros
veinticinco
crema hemorroides
Ya mi fatiga me resulta
irritante. No quiero volver a reposar en ese cuarto. La mitad del poster estaba
ya despegada cuando el canto de un tero me sobresaltó. Lo primero que
encuentran mis ojos es esa sombra simétrica avanzando sobre mí. Levanto las frazadas
bruscamente, con la intención de irme del lugar, pero la gigantografía parece
retroceder. Era un engaño. Se quedó ahí ,suspendida, a medio soltarse.
Ya reforcé las cintas.
No dormí.
Creo que hice una enorme fuerza
para sacar los acolchados de mi cuerpo: los músculos de mis brazos están entumecidos.
DÍA DE JITANJÁFORA MDCXXX:
Ya es inútil intentar descansar.
Anoche comencé a sentir que algo
apretaba, lentamente, todo mi cuerpo: me inmovilizaba. Miro casi automáticamente
hacia el cuadro pero no se ha movido. Me retuerzo con todas mis fuerzas. El póster
comienza a desprenderse. “Abey Road” se avecina sobre mí. Lucho, intento
gritar.
La resistencia de las sabanas
cede: me encuentro empapado en sudor.
Nada en la habitación parece
haber cambiado.
DÍA DE JITANJÁFORA MDCL:
Empiezo a sentir el mismo peso
sobre mí. Esta vez peor. Se me agobian los músculos. La garganta se me
paraliza. Ya solo puedo mover los ojos.
Abey Road se despega segundo a
segundo. Se va doblando, desciende en un movimiento envolvente sobre mi rostro.
Se libera por completo.
La sombra se suspende perfecta
sobre mi ser. Flota inerte, como en la cima de una montaña de oquedad. Se
acerca, cada vez más. Roza mi nariz. Sigue descendiendo. Las frazadas aprietan
aun más. La imagen se ilumina con luz propia. Se transparenta. Ya estoy entre
George y Paul, como estatuas embalsamadas. George es más lindo de lo que
imaginaba en mis sueños. El auto del fondo parece alejarse. Algo me golpea.
-¡Corte! ¿De dónde salió?
-¿Cómo apareciste? ¿Estás bien?
Me pregunta George.
Escribo esto bajo el cartel de la
calle Abey Road. Hace cuatro horas terminó la sesión de fotos.
Comprar un pasaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario