CANIS CATRANS
Mis antepasados, renombrables
miembros de la familia Canidae, no soportaron siglos de peregrinaje; de adaptación
a los climas, a las llanuras y montañas.
Mis abuelos no toleraron durante años
la persecución, la soledad, la escasez, y el hambre. Mis padres no aguantaron
el tener que sobrevivir en medio de Ellos. Rebajarse como simples perros
infelices, para poder escapar del exterminio. No salvaron el honor de nuestra
estirpe, encarnado en cada generación.
Yo no soy el representante de una
raza venerable, para terminar aquí: junto a un tacho de basura, frente a una
ventana, en una noche de invierno; viendo cómo uno de los nuestros es vencido
una y otra vez, y de la forma más humillante, por ese ser inmundo: que no nace más
que para ensanchar nuestros vientres, y dejar a otros igual a él, para que
sacien nuestro estomago una vez más. Por ese estúpido correcaminos; chillón,
inferior.
Ellos se burlan de él.
De nosotros.
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