miércoles, 21 de mayo de 2014

Árbol de Diana.

                                     5
Por un minuto de vida breve
única de ojos abiertos
por un minuto de ver
en el cerebro flores pequeñas
danzando como palabras en la boca de un mudo.


                                    6
Ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe.


                                  7
Salta con la camisa en llamas
de estrella a estrella
de sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
la que ama al viento.


                                8
Memoria iluminada, galería donde vaga
la sombra de lo que espero. No es verdad
que vendrá. No es verdad que no vendrá.

martes, 20 de mayo de 2014

XVII

"Tanto soñé contigo, que seguramente no podré despertar"
                                                                                      Robert Desnos.






He visto las caricias del fuego en la quietud de la mar
me han puesto tantas ventanas que mi ojo adoptó la forma de un salmón,
tantas que ahora son una pared.
Te quiero para que me arranques enfurecida los pelos como espinas
y con ellos te hagas una bufanda de perfume o una cuerda al sol.
Te quiero para que cubras mis ojos asalmonados,
que convulciones sobre la laguna como una jauría hasta que encunentres amparo,
para que te abras como un paraguas hirviente
 para que derrames mi sangre en opacos cigarrillos de noche
y que de humo construyas telarañas 
                                                               que simulen ser un pájaro, 
un alquitranado montón de huesos empapado en vino
                     que hace enviudar a las huérfanas.
Te quiero para volver a tus infinitesimales manos
                                                           que solo saben hacer el amor o la guerra,
para que entierres a la Belle Époque, 
                                        y te lleves al cuello a la generación Beat,
que te ahoga, te agota de versos.
...
La noche me la devuelve entre caprichosos recuerdos
y en carcajadas muere un diablo blanco que dice:
"con adioses no se calma la marea".

 

lunes, 19 de mayo de 2014

Non sin non.

La liberté d' expression.
El signo absoluto nos invoca la disputa interminable del lenguaje preciso, del respeto innegable al que se aferra el hombre, por la falsa ilusión de creer que las cosas siguen una línea consiente y manipulable. El exilón de la vida, resumido a dos sílabas, clasificadas por cierre o sin él, envuelto en burocracia.
El creer saber algo contraponiéndose al adivinarlo todo. Y luego las falsas horas perdidas, la exactitud de la lengua empleada, una autoridad permanente, castigo, antilibertad.
Un acento correcto, la coma empleada por nuestro colonos españoles, el sometimiento preciso y planeado, para dominar la raza. La reina virgen y mentirosa, los letrados reales de tres y cuatro siglas.
Ideales de un mundo en llamas, consumido por la ley, con voceros palabreros, con marcas, con sellos.
El error imperdonable, la burocracia repetida, los burgueses todos. Nosotros, los demás, ellos. Con la expresión en el alma y, los ojos en el bolsillo, aquí estamos, sumisos, en la autoridad de la vida. Nuestro signo no alcanza, la palabra enmudece por la memoria enferma, de muchos años atrás.
                                                                         
                                                                      * * *
                                                                                                  Créme de l'air.

sábado, 10 de mayo de 2014

Carlos V

Este poema, cuanto tal es un fracaso.
Hecho textual, altamente codificado.
Un salirse del poema,
ir tras el mundo de la palabra.
Ser, el poema en cuanto ser el fracaso.
Ser.


                              Créme de l'air.

viernes, 9 de mayo de 2014

Anti-pioneer

(Recitado en el festival dadaísta de 1941 en Buenos Aires, Argentina. Con una tasa de suicidios del 67% de los presentes por el derrumbamiento de sus utopías.)

Canto del Cisne
Demencia:                                                                   
El camino más alto y más desierto.

Oficio de las máscaras absurdas; pero tan humanas.
                                                                                     Roncan los extravíos;                         
                                                                                      Tosen las muecas                                  
  Y descargan sus golpes                              
                                                                        afónicas lamentaciones.
                                                                            Semblantes inflamados;
                                                                               dilatación vidriosa de los ojos         
                                                                         en el camino más alto y más desierto                  
           
     Se erizan los cabellos del espanto.
      La mucha luz alaba su inocencia
                   El patio del hospicio es como un banco                       
                           A lo largo del muro.
Cuerdas de los silencios más externos.                                                    

                    Me hago la señal de la cruz a pesar de ser judío.
                                                                        ¿A quién llamar?
                                                                                         ¿A quién llamar desde el camino
                                                                  Tan alto y tan desierto?
                                                                                  Se acerca Dios en pilchas de loquero             
                                              Y ahorca mi gañote
                                                                Con sus enormes manos sarmentosas;
                                                       Y mi canto se enrosca en el desierto.
                                           ¡Piedad!                                                             


 Jacobo Fijman.



XXIV



La corona líquida
(o los placeres artificiales)

Todos vimos su corazón comprimirse en hebras de vómito azul,
lo vimos todos en el reflejo de sus ojos,
vimos el nervio crudo que se le asomaba entre los cabellos
de ese hombre de barro
que abandonó su burda forma humana
gritando -¡soy un milagro de la naturaleza!
¡soy un milagro de la naturaleza!-.
Quebró su alma secreta al unísono que sus cuerdas vocales se retorcían,
desgarraban su garganta
con un inocente color purpúreo.
¿Cuándo fue que asfixiaron las ideas?
¿Cuándo se dinamitó la Anarquía?
¿Qué pasó con mi clorofila?
perfora la multitud en los ojos de tu volátil rosa,
corteza pura,
que con sus adorables convulsiones celestes
moldea tu cuerpo para un abrazo.
Un momento eterno,
que tu corazón al ritmo de mil bombas atómicas
sabrá recordar, inerte,
como un hermoso juego de flamencos.
No sería raro ver la sonrisa secreta, prolija,
arrastrar su sombra en ese incendio enternecedor
de pequeñas iluminaciones
que en el filo de este lujoso, necesario e inútil monumento al Amor
trenzará los cuerpos de las cuevas indómitas de tu sangriento corazón.
Que sabrá recordar,                                       
a esa mujer desdichada,                                      
y amante.       

jueves, 8 de mayo de 2014

Despilfarros nupciales (O CADAVRE EXQUIS DE LA MORT).

En rotos pedazos de temible multitud
las grandes revoluciones de la naturaleza enroscan plegarias,
frenéticamente contraen el mentón, con reiteradas contracciones.

.  .  .
Desnudo cruza la idolatrada Antártida con cantos verdes de poeta,
piensa, inevitablemente piensa, en los días en que lejana, una palabra se apoderó de él.
Rompe el velo. Corta sus cabellos. Derrocha el tibio aliento de la noche envejecida.
Muerde el sucio hueso que lo arrastra a la piedad. Piensa, inevitablemente piensa.

.  .  .
¡Nada ha ahorcado la grasienta cruz que motiva mi cuerpo!
¡dame libertad parricida, madre!

.  .  .
"No es el odio el que conduzca el hilo de mis pensamientos, sino que tengo miedo."
                                                                                             
El monstruo Maldoror.
.  .  .
Hilvanemos los grandes pasos, majestuosidad, en figuraciones rebeldes,
curtidas, endebles, que se embotan en días fúnebres
de personajes contradictorios, pronosticando lumbres y condenas.

.  .  .
El tiempo es arena, arenales de arena, símbolo del recorte ferviente,
de ínfimos recursos y líneas entrecruzándose,
destacando irreemplazables desdibujamientos.
El limitado sostiene su endiosada pelea con la penalidad absoluta que lo forma.

.  .  .
El mortal se vanagloria, te dibuja la reserva doméstica de tus días,
simple cuestión enteramente despiadada,
afloja y menosprecia verdades de un uso fulminado,
cosa incipiente y voraz de la lejanía costera.

.  .  .
¿Es suyo el dinero que lo enfurece, que le acuna con euforia en profanados altares?
¿Han corrido de angustia sus pies maltrechos, torcidos junglares del cuerpo?

.  .  .
Resquicios interponen, puntos suspensivos, ojos aparte,
miramos sin-sentidos que buscan ser desquicios consagrados, 
las piernas no quieren desencajar los tendones en los negros océanos de la plegarias preferentes,
que se secan, sonrientes, envueltos, discretos a nadie,
amenizando mientras se sostiene el saludo hacía el éxodo de la virtud.
.  .  .


 L'AUTRE MONDE        
                                                            

-Poltergeist:  ¡Ingenuidad!, ¡qué colosales creen ser los jóvenes vagabundos que retroceden en medio de la confusión más absoluta, de lo grotesca que les resulta!, hasta la linde que los quiere transformar, ¡no se opongan a las desventuras del concomitante triunfo desligante!

-Doppelgänger: ¡habla de la metamorfa luz que baña la luna de eclipses! ¡habla de tomar veneno de la fuente! ¡habla de los huesos rotos y dislocados! ¡es una alegoría! ¡una maldita metáfora!

-Poltergeist: Si querría prenderme y crepitar cruzando esas raudas vilezas me daría de bruces contra un soliloquio de corceles defectuosos, meneándome cuál vertiente de purezas intransigentes.
Si predicas a la luna como lo haces con tu segundo pedazo que se disconforma en vos, mejor tratar una metáfora más diáfana.

-Doppelgänger: sobre vidrios rotos dio a luz mi madre, y con púas tachonó la piel del gran faisán que se enroscaba en mi cabeza. El otro cayó en las re-ga-lí-as de una cuna de oro burbujean-te. Él se entumeció, yo enloquecí al contacto.

-Poltergeist:  De las dinastías bimembres, oculares, surgimos para remembrar y aseverar que no solo estamos para reunirnos asiduamente, sino también para calsificar esa retracción ausente que nos quiere rodear cuando estamos en ella. Nunca nadie nos atisbó mejor.

-Doppelgänger: ¡en congregaciones muere el hombre! ¡con rotos atavismos y falsa luminaria mental canta el manicomio! ¡everything is running away! ¡broken bow!
¡la mort! ¡la mort des prophètes!


El mortal se vanagloria.

martes, 6 de mayo de 2014

PRESENCIA.

tu voz
en este no poder salirse de las cosas
de mi mirada
ellas me desposeen
hacen de mí un barco sobre un río de piedras
si no es tu voz
lluvia sola en mi silencio de fiebres
tú me desatas los ojos
y por favor
que me hables
siempre


                                  Alejandra Pizarnik (los trabajos y las noches, 1965)

AMANTES.

una flor
                     no lejos de la noche
                     mi cuerpo mudo
     se abre
a la delicada urgencia del rocío.


                                        Alejandra Pizarnik.

Un viernes cualquiera.

No importa qué pase, ellas están por encima de mí, siempre.
Entiendo la necesidad, son una fuerza invisible, allí vienen,
las oigo, todo el tiempo, vacilantes, no se ensucian,
saben mucho, y veo así el daño, la poca importancia
tan versátil y duradera como la propia existencia,
Olvido, al fin olvido, y sin más decepción, despereza,
como saber la verdad sin mentir sobre ella. Cómo poseer
el inconsciente sin vanagloriarse de él, cómo parar los
estrechos contactos del ser y la nada ¿cómo, con signos, formular
la verdadera pregunta? ¿cómo sacarla de nuestra vida sin que
nos recuerde en la suya? Ahí está, mintiendo, siendo ignorante,
burguesa, superior por ella misma.
Con la equivocación brotando sin cesar, sin privacidad, sin vida.


                                                 Créme de l'air

sábado, 3 de mayo de 2014

DIARIO DEL REY LEOPARDO BIGOTEFUXIA

DÍA DE JITANJÁFORA MDLV:
Anoche no pude dormir. Inquieto, intentaba lograr el sueño cuando vi, de reojo, algo extraño en el póster de “Abey Road” de los Beatles (esa famosa foto de ellos cuatros cruzando la calle en fila). Abrí los ojos y me pareció ver que se había despegado un poco.
Luego de eso, no pude volver a cerrar los ojos.
La cinta del poster esta algo salida, pero casi no se percibe.
DÍA DE JITANJÁFORA MDC:
comprar leche
pañales
tampones
pagarle al Musaraña
Escribo esto mientras espero en la fila del buclbafle.
Se repitió una vez más, duró más tiempo. Volví a sentir la misma sensación de que el poster se salía. Abrí los ojos y alcance a ver la sombra del cartón inclinándose sobre mi cabeza. Al siguiente parpadeo desapareció la imagen.
Parece un cachito más despegado que ayer.
Hace dos noches que no duermo.
DÍA DE JITANJÁFORA MDCXXV:
ir farmacia
forros
veinticinco
crema hemorroides
Ya mi fatiga me resulta irritante. No quiero volver a reposar en ese cuarto. La mitad del poster estaba ya despegada cuando el canto de un tero me sobresaltó. Lo primero que encuentran mis ojos es esa sombra simétrica avanzando sobre mí. Levanto las frazadas bruscamente, con la intención de irme del lugar, pero la gigantografía parece retroceder. Era un engaño. Se quedó ahí ,suspendida, a medio soltarse.
Ya reforcé las cintas.
No dormí.
Creo que hice una enorme fuerza para sacar los acolchados de mi cuerpo: los músculos de mis brazos están entumecidos.
DÍA DE JITANJÁFORA MDCXXX:
Ya es inútil intentar descansar.
Anoche comencé a sentir que algo apretaba, lentamente, todo mi cuerpo: me inmovilizaba. Miro casi automáticamente hacia el cuadro pero no se ha movido. Me retuerzo con todas mis fuerzas. El póster comienza a desprenderse. “Abey Road” se avecina sobre mí. Lucho, intento gritar.
La resistencia de las sabanas cede: me encuentro empapado en sudor.
Nada en la habitación parece haber cambiado.
DÍA DE JITANJÁFORA MDCL:
Empiezo a sentir el mismo peso sobre mí. Esta vez peor. Se me agobian los músculos. La garganta se me paraliza. Ya solo puedo mover los ojos.
Abey Road se despega segundo a segundo. Se va doblando, desciende en un movimiento envolvente sobre mi rostro.
 Se libera por completo.
La sombra se suspende perfecta sobre mi ser. Flota inerte, como en la cima de una montaña de oquedad. Se acerca, cada vez más. Roza mi nariz. Sigue descendiendo. Las frazadas aprietan aun más. La imagen se ilumina con luz propia. Se transparenta. Ya estoy entre George y Paul, como estatuas embalsamadas. George es más lindo de lo que imaginaba en mis sueños. El auto del fondo parece alejarse. Algo me golpea.
-¡Corte! ¿De dónde salió?
-¿Cómo apareciste? ¿Estás bien? Me pregunta George.
Escribo esto bajo el cartel de la calle Abey Road. Hace cuatro horas terminó la sesión de fotos.
Comprar un pasaje.


FIAMBRE LOCO

Despertar otra vez en un nuevo amanecer: necesaria luz, que no quiero. Cepillar los dientes y mirar una vez más mi rostro en un espejo pequeño. Vestir el único traje que encuentre. Prender el auto y salir a buscar los fiambres del día.
Transito lentamente: mutilando la paciencia del que llega tarde, y encolerizando al apurado de siempre. Transporto la prueba de su banalidad, y le tocan bocina.
Así transcurren mis días: cargando cajones, viendo a la gente actuar, o quebrarse. Me muevo lento, a veces quizás no tanto; pero siempre llego.
Hoy es solo una jornada más, fractal de mi existir. Quizás cuando termine compre unas empanadas de carne. O mejor no; de jamón y queso. Y para apagar la irracionalidad agobiante, una buena botella de “Refracto Cerebral” no vendría mal. Sin embargo, antes que nada, debo devolver el libro. Sí, eso. No debo olvidarme de de devolver el libro. No pensé que su lectura fuese tan difícil. Solo un par de entregas más, con alguna extra quizás, y me voy.
A este debo llevarlo al cementerio de la Habitación 3002: son solo un par de kilómetros. Por suerte, en la ruta no hay tanto tráfico. Voy a meterle pata. Espero que al fiambre no le joda que ponga un poco de heavy. ¡Báh! Por lo que debe escuchar ahí adentro…
Ya de acá veo el paredón del cementerio. Poco a poco, en un horizonte que se bifurca, se forman los contornos de las primeras cruces. Los lunares limón amarillento que las cubren se distinguen con claridad. Los seres queridos del fiambre, con la misma corona que les compran a todos, esperan la carroza en la puerta.
Estaciono.
Un hombre de mediana edad, alto y de mirada ojerosa, se acerca al coche. Bajo. El tipo de mira de arriba abajo. Espantado, retrocede. Me vuelve a mirar. La gente que está alrededor se alborota: algunos corren y gritan; otros lloran y se alejan. Una abuela, valiéndose de un bastón de caramelo, lucha con el peso de las décadas y se acerca hacia mí, suplicando un abrazo.
El hombre que me recibió me insulta. No oigo lo que dice, aun no se ha atrevido a acercarse. Solo sé que me putea. Detrás de él, una mujer con un  vestido rojo bermellón nos mira con asombro y pánico a la vez. Sostiene una gran corona de flores, con la foto de un chabón. Lo observo con atención. Es el fiambre.
Un flaco abre el baúl y saca con desesperación el cajón. Como es del merengue barato, el impacto contra el cordón lo rompe con facilidad. Aun nadie de los que queda a mi alrededor se atreve a acercarse. La abuelita ya casi llega. Doy unos pasos y me acerco al féretro.
Observo el cuerpo con atención.
Ese ser pálido e inerte me es familiar.
Me acerco un poco más.

Soy yo.

viernes, 2 de mayo de 2014

Del tipo B.


Desnudas fiebres de 
rotas brumas rompen
la corazonada de la 
niebla feroz, endeble,
ruda y mía, que no puede
cruzar pero que quiere
deber hacerlo como le dice
un ronquido amigable de dulce
bondad y apego.
.  .  .
Donde quiero encontrar
ese arrancón de bríos y
cruzadas chocantes de un
pasado mordaz que ruge en
una cabeza de mierda, para
no dejar correr la charla
y el destino solubles en
varios besos.
.  .  .
Qué tiene de verde separarse
de eso que es externo a
todos si esta influencia ya
no quiere encerrarse en
eso, no pide plegarias pero
sí que canta lamentos idóneos
y malolientes.
.  .  .
Racimos y rosetones no van
a querer posarse en esas notas
de desilusión y pesimismo que se
trocan en motas y lunares candentes
y descoloridos, devoradores de existir.
.  .  .
Dancen, mudas internas
de voluntad y sentido anormal, 
a volarse sobre esa coraza
que habla y quiere tanto,
atrévanse a meterse en su
crisálida dilapidada  por
tanto arte y tantos
silencios dulces y equilibrados
como lo es quién destruye
esta tinta con formas
tan gráciles y sólidas.

Sniffert.