martes, 21 de julio de 2015

La realidad invisible.

A pesar de mis intentos de alejarlo, el insomnio siempre termina ganando la partida. Deduzco que la partida de la vida, aunque en la madrugada es difícil saberlo. No me es posible recordar cuándo fue la última vez que dormí bien, con ganas, proyectando una escapatoria saludable al agotamiento de lo cotidiano. No hay una conexión precisa entre lo que pienso ahora y lo que olvido pensar, pero que sin duda estoy sintiendo.                                                                                                              
En unas horas tengo que levantar a Raúl, y a los chicos también. Si yo no los despierto no se levantan ni con el mayor barullo. Ya me acostumbré. Me resigné, mejor dicho.                                                                                                                      
Todos los días es igual. Despierto a todos, les hago el desayuno, le plancho la camisa a Raúl, me lavo los dientes última que todos, y a trabajar a la escuela rural. Pero hoy no tengo ganas. Hoy me desperté queriendo hacer algo más, queriendo ser otra, no ser mujer. Por eso me puse a escribir, quizás así encuentre una salida a este loquero de emociones.                                                                                                                                          
Lo cierto es que estoy muy cansada, de cocinar, limpiar, planchar, lavar la ropa, los pisos, el baño, de cambiar-bañar-darle de comer a mis hijos, a los perros, me cansé. Todo es doble para mí, ya me lo dijo mamá de chica "Vos sos mujer, es lo que te tocó". Y sin embargo, yo no quería nada de eso, nada de esto. Todo lo que soy, lo que fui y seré nunca me gustó, y a pesar de eso me resigno. Y no soy la única. En el fondo creo que toda mujer se resigna, a ninguna puede gustarle todo esto. Ser el sostén real de una familia, ser el punto inicial desde el cuál el tejido comienza a armarse, dar vida a otros y dar la vida por los otros, tener que ser la que está siempre, porque así es, porque así alguien lo quiso alguna vez.                                                    
Y sé que mis penas no pueden pasar de esta hoja de papel. No puedo quebrarme o todo se quiebra. Debo cargar con la responsabilidad de ser lo que soy y no lo que quiero ser. No puedo ser libre. Nunca lo fui, ni lo seré. No sé si existe o no la libertad, pero sí sé que no estoy (y no estaré nunca) ni remotamente cerca de llegar a ella, o a una versión idealizada de ella.                                                                                            
Ella está cansada. Yo también: de esperar. Un cambio, por supuesto. Un simple gesto de ayuda. Un "Hoy te ayudo a cocinar", "Hoy lavo los platos". Yo cocino y Raúl mira tele, yo lavo los platos y Raúl mira tele, yo limpio el baño y Raúl mira tele. Yo nunca miro tele, perdí el interés. Vengo de trabajar y comienzo mi segundo turno en casa, y Raúl mira tele.                                                                                                                                          
Esto jamás va a cambiar. Pero lo cierto es que estoy muy cansada. No puedo crear más que quejas y lamentos. Él me arruino por dentro, y por fuera lo fui haciendo yo. A veces estoy demasiado cansada para peinarme, para querer maquillarme o cambiarme de ropa. Ya no me interesa verme bien, sólo estoy en casa con Raúl y los chicos. Y a ellos no les importa. Ellos piensan que está bien. Mamá hace todo y ella está bien ¿A quién se le ocurre pensar que mamá no va a cocinar, no va a lavar los platos, no va a darle comida al perro, a quién se le cruza por la mente tal disparate? A mamá sí, todo el tiempo se le cruza por la mente. Mamá poco a poco se desgasta y quiere crear, pero está muy cansada para todo. Mamá ya no pinta como antes, se le acabó el tiempo, mamá no escribe, no tiene buenas ideas, mamá es sólo capaz de quejarse en una hoja de papel, de anotar sus penas en una libreta amarillenta que oculta junto a libros de cocina que jamás leyó, sus días calcados de la más barata y predecible vida humana y femenina. Mamá está muy cansada, y se pregunta cuánto más.                                                                                                                                        
Ya no puedo crear, salvo este misero documento que escribo en la madrugada de un lunes, cuando estoy demasiado triste para dormir y demasiado cansada para seguir escribiendo. No me queda otra opción que una pastilla que me devuelva el sueño, la verdad es que sino no aguanto hasta la noche y Raúl siempre quiere cenar tarde, no aguantaría sino no duermo aunque sea cuatro horas.                                                                                      
Lo cierto es que ya no puedo crear, y estoy muy, muy cansada.

                                                                                                                  Créme de l'air...

martes, 10 de marzo de 2015

El Lomismo.



En la mañana despampanada por un sol tímido y naranja es dónde se toman las mejores fotos del cerebro humano. O tal vez sólo desvarío, para darle al sueño otra chance de no perecer en el aburrimiento de mi sueño (de mi ser).

La cuestión es que esto se debe a las interrogantes modernas. Sin expandir más el asunto, en otro sueño me crucé con San Sansón de la Sasería, un troglodita ateo y perfumado, que me habló de la corriente del "Lomismo". Yo no me atrevía a reconocer, en mi condición de petulancia, que no conocía ésta misma, así que no lo hice. Sólo compartí interés común por la filosofía. Pero la pregunta finalmente recayó ¿en qué constaba esta corriente?, por un decir refunfuñante, la explicación alcanzo la plenitud. Se trataba de una teoría que propusieron unos italianos sordos allá por el 1378 en la cumbre de cuestiones de mortandad.

- ¿Peste?-pregunte.

-Algo así- respondió el hombre.



Y nada seguía claro para mí.



-¿Eran sordos?- pregunte.

-Sí- refuto.



Y el vacío mental seguía merodeando. De la nada, Mozart, ahí, empestre, ruidoso, molesto. Me toco el hombro, y me cacheteo las orejas. Nada más que suspensión mental. Todo era demasiado real para ser real.

El señor San Sansón de la no sé qué me miraba curioso, indagando mis estudios, mi nombre, mi edad. Vacilé en mirarme los zapatos, uno era rojo y otro marrón. Se escapaba de mi lógica dicho detalle. No me importo. Seguí la conversación.



-Sí eran sordos ¿cómo pudieron crear una corriente al no disponer del lenguaje humano para aprender lo que esto es?

-Usted vive en sus propios límites de zapato campreste mal lustrado señorita.

-No entiendo.

-No hace falta entender, es necesario destruir para analizar.

-¿En que constaba la teoría?

-Aún consta.

-¿Y en qué lo hace entonces?

-En percibir, fuera de contexto, una sinécdoque mental de su inconsciente. Abrir las manos a la expansión de desdoblar un recuerdo, una personalidad, un sueño. A, sin más vueltas, sentir lo que nuestros sentidos nos prohíben juntar en un mismo canal.

-¿Sinestesia?

-No, lomismo.



Y sin más, mi cuerpo se volteo a ver la luna, pero ésta no estaba. Ni siquiera las estrellas. Entonces recordé que nunca hay cielos completos en mis sueños. Y con deseos de estallar, me eleve un poco a buscar algún rastro de luz lunar (o porque no solar). No encontré nada. Y evaluando la confusión, los colores no presentaban ningún olor nuevo en mí. Demasiada lucidez por hoy, era mejor cambiar de etapa, descansar como se debe, sin recordar nada de este sueño. Enchufándome un listado de cosas, me acosté en mi memoria un rato y logré irme de allí, y feliz con el cambio ni siquiera podía sentir más nada. En unas horas me voy a despertar, y tal vez amanezca sobre el mar. Recordar un viejo sueño en otro sueño, ya de por sí, me resultaba perforador de mí misma.
Y después....




                                                                          Créme de l'air.

viernes, 10 de octubre de 2014

Las Mil y una fórmulas para no morir de soledad.

Muy buenas noches damos y caballeras, sean más que bienvenidos a esta función de bajo presupuesto y alto corazón. Para el disfrute y/o asombro tanto de la dama como del vagabundo, del niño y el anciano, del cuerdo y del loco de atar, hemos desarrollado esta nueva forrrrrmula. SI SI SI, bien ha visto y oído y olfateado usted. Aquí tenemos la verdadera razón, motivo Y circunstancia por la cual un ser humano SE MUERE de soledad, dolencia muy común en estos días que corren (vuelan o se arrastran, elija usted). Ya veo retintinear, claudicar, amaniguar y repimpinear esos miles de ojos en el público presente, que se creen exentos de semejante cuestión. Y eso debe ser, en efecto, porque han averiguado la formula por sí mismos. Para los que no la han averiguado aún, pueden llevársela a sus respectivas casas a un costo totalmente GRATIS. Veo impaciencia en las caras del público, por lo que no voy a hacerme esperar más, sepan disculpar, pero tamaña magnitud de descubrimiento merece todas las presentaciones y rodeos del mundo. La única forma de no padecer y terminar cediendo a semejante dolencia humana es ENAMORARSE. Así es querido público presente: e-na-mó-re-ce. No importa de quién ni cuando, sea de esa niña de ojos negros y cabello trenzado, de eso mocito de despeinados rizos y sonrisa fácil, de esa flor violeta que se encuentra todos los días a la misma hora en la plaza o del ave que anida en su balcón. Y de más está decir que no lo haga una única vez ni para siempre, que ninguno aquí es infinito! Enamórece la mayor cantidad de veces que su cuerpo se lo permita. Haga el amor con amor real, no por pura fisiología. Regálele su sonrisa al universo, abrace al árbol, bese al cachorro, entréguele su corazón en un paquete de regalo al cielo.
Disculpe caballero, qué dice? No lo he oído bien. Que discrepa conmigo? Que el amor y el cielo y las flores violetas son chucherías? Entiendo su preocupación y su punto de vista. Creamé que le creo. Pero le respondo con todo respeto, que lo que le impide ver a usted es el miedo. El miedo a que el cuerpo de quién lo enamora no le corresponda. Teme que la flor a quien ama le de vuelta los pétalos, que el mozo que ve pasar por la puerta de su casa no le devuelva la sonrisa.
Ahora, yo le pregunto: no cree que ellos tendrán el mismo miedo? No cree que la mayoría de nosotros andamos con la vista fija en los zapatos, las espaldas arqueadas y el corazón con candado porque nos apena la falta de correspondencia? Porque le damos más vuelta y razón a la forma, que al contenido mismo?
Así es, caballeros y damas y flores y pájaros que anidan en el balcón. Compren papel de regalo, envuélvanse en él, y mándense por correo al universo. Por que la única manera de sobrevivir a la soledad en estos días que corren, es lograr que alguien, en alguna parte del mundo, deje su ventana abierta para que cualquiera pueda aterrizar. Es lograr que otro te mire a los ojos sostenidamente, sin bajar la mirada. Que alguien sienta las irrefrenables ganas de abrazarte, de no dejarte solo. Y eso, solo podrá lograrse el día que uno mismo deje abierta su ventana, sostenga la mirada, y tenga la irrefrenable necesidad de no dejar solo a nadie más.

sábado, 30 de agosto de 2014

Carta a Rocamadour.



Capítulo 32
 
 
Bebé Rocamadour, bebé bebé,  Rocamadour :

 Rocamadour, ya sé que es como un espejo. Estás durmiendo o mirándote los pies. Yo aquí sostengo un espejo y creo que sos vos. Pero no lo creo, te escribo porque no sabes leer. Si supieras no te escribiría o te escribiría cosas importantes. Alguna vez tendré que escribirte que te portes bien o que te abrigues. Parece increíble que alguna vez, Rocamadour. Ahora solamente te escribo en el espejo, de vez en cuando tengo que secarme el dedo porque se moja de lágrimas. ¿ Por qué, Rocamadour ? No estoy triste, tu mamá es una pavota, se me fue al fuego el borsch que había hecho para Horacio; vos sabés quién es Horacio, Rocamadour, el señor que el domingo te llevó el conejito de terciopelo y que se aburría mucho porque vos y yo nos estábamos diciendo tantas cosas y él quería volver a París; entonces te pusiste a llorar y él te mostró como el conejito movía las orejas; en ese momento estaba hermoso, quiero decir Horacio, algún día comprenderás, Rocamadour.
Rocamadour, es idiota llorar así porque el borsch se ha ido al fuego. La pieza está llena de remolacha, Rocamadour, te divertirías si vieras los pedazos de remolacha y la crema, todo tirado por el suelo. Menos mal que cuando venga Horacio ya habré limpiado, pero primero tenía que escribirte, llorar así es tonto, las cacerolas se ponen blandas, se ven como halos en los vidrios de la ventana, y ya no se oye cantar a la chica del piso de arriba que canta todo el día Les amants du Havre. Cuando estemos juntos te lo cantaré, verás. Puisque la terre est ronde, mon amour t'en fais pas, mon amour, t'en fais pas...Horacio la silba de noche cuando escribe o dibuja. A ti te gustaría, Rocamadour. A vos te gustaría, Horacio se pone furioso porque me gusta hablar de tú como Perico, pero en el Uruguay es distinto. Perico es el señor que no te llevó nada el otro día pero que hablaba tanto de los niños y la alimentación. Sabe muchas cosas, un día le tendrás mucho respeto, Rocamadour, y serás un tonto si le tienes respeto. Si le tenés, si le tenés respeto, Rocamadour.
Rocamadour, madame Irène no está contenta de que seas tan lindo, tan alegre, tan llorón y gritón y meón. Ella dice que todo está muy bien y que eres un niño encantador, pero mientras habla esconde las manos en los bolsillos del delantal como hacen algunos animales malignos, Rocamadour, y eso me da miedo. Cuando se lo dije a Horacio, se reía mucho, pero no se da cuenta de que yo lo siento, y que aunque no haya ningún animal maligno que esconde las manos, yo siento, no sé lo que siento, no lo puedo explicar. Rocamadour, si en tus ojitos pudiera leer lo que te ha pasado en esos quince días, momento por momento. Me parece que voy a buscar otra nourrice aunque Horacio se ponga furioso y diga, pero a ti no te interesa lo que él dice de mí. Otra nourrice que hable menos, no importa si dice que eres malo o que lloras de noche o que no quieres comer, no importa si cuando me lo dice yo siento que no es maligna, que me está diciendo algo que no puede dañarte. Todo es tan raro, Rocamadour, por ejemplo me gusta decir tu nombre y escribirlo, cada vez me parece que te toco la punta de la nariz y que te reís, en cambio madame Irène no te llama nunca por tu nombre, dice l'enfant, fíjate, ni siquiera dice le gosse, dice l'enfant, es como si se pusiera guantes de goma para hablar, a lo mejor los tiene puestos y por eso mete las manos en los bolsillos y dice que sos tan bueno y tan bonito.
Hay una cosa que se llama tiempo, Rocamadour, es como un bicho que anda y anda. No te puedo explicar porque eres tan chico, pero quiero decir que Horacio llegará en seguida. ¿Le dejo leer mi carta para que él también te diga alguna cosa? No, yo tampoco querría que nadie leyera una carta que es solamente para mí. Un gran secreto entre los dos, Rocamadour. Ya no lloro más, estoy contenta, pero es tan difícil entender las cosas, necesito tanto tiempo para entender un poco eso que Horacio y los otros entienden en seguida, pero ellos que todo lo entienden tan bien no te pueden entender a ti y a mí, no entienden que yo no puedo tenerte conmigo, darte de comer y cambiarte los pañales, hacerte dormir o jugar, no entienden y en realidad no les importa, y a mí que tanto me importa solamente sé que no te puedo tener conmigo, que es malo para los dos, que tengo que estar sola con Horacio, vivir con Horacio, quién sabe hasta cuándo ayudándolo a buscar lo que él busca y que también tú buscarás, Rocamadour, porque serás un hombre y también buscarás como un gran tonto.
Es así, Rocamadour: En París somos como hongos crecemos en los pasamanos de las escaleras, en piezas oscuras donde huele a sebo, donde la gente hace todo el tiempo el amor y después fríe huevos y pone discos de Vivaldi, enciende los cigarrillos y habla como Horacio y Gregorovius y Wong y yo, Rocamadour, y como Perico y Ronald y Babs, todos hacemos el amor y freímos huevos y fumamos, ah, no puedes saber todo lo que fumamos, todo lo que hacemos el amor, parados, acostados, de rodillas, con las manos, con las bocas, llorando o cantando, y afuera hay de todo, las ventanas dan al aire y eso empieza con un gorrión o una gotera, llueve muchísimo aquí, Rocamadour, mucho más que en el campo, y las cosas se herrumbran, las canaletas, las patas de las palomas, los alambres con que Horacio fabrica esculturas. Casi no tenemos ropa, nos arreglamos con tan poco, un buen abrigo, unos zapatos en lo que no entre el agua, somos muy sucios, todo el mundo es muy sucio y hermoso en París, Rocamadour, las camas huelen a noche y a sueño pesado, debajo hay pelusas y libros, Horacio se duerme y el libro va a parar abajo de la cama, hay peleas terribles porque los libros no aparecen y Horacio cree que se los ha robado Ossip, hasta que un día aparecen y nos reímos, y casi no hay sitio para poner nada, ni siquiera otro par de zapatos, Rocamadour, para poner una palangana en el suelo hay que sacar el tocadiscos, pero dónde ponerlo si la mesa está llena de libros. Yo no te podría tener aquí, aunque seas tan pequeño no cabrías en ninguna parte, te golpearías contra las paredes. Cuando pienso en eso me pongo a llorar, Horacio no entiende, cree que soy mala, que hago mal en no traerte, aunque sé que no te aguantaría mucho tiempo. Nadie se aguanta aquí mucho tiempo, ni siquiera tú y yo, hay que vivir combatiéndose, es la ley, la única manera que vale la pena pero duele, Rocamadour, y es sucio y amargo, a ti no te gustaría, tú que ves a veces los corderitos en el campo, o que oyes los pájaros parados en la veleta de la casa. Horacio me trata de sentimental, me trata de materialista, me trata de todo porque no te traigo o porque quiero traerte, porque renuncio, porque quiero ir a verte, porque de golpe comprendo que no puedo ir, porque soy capaz de caminar una hora bajo el agua si en algún barrio que no conozco pasan Potemkin y hay que verlo aunque se caiga el mundo, Rocamadour, porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero, si uno se ordena como un cajón de la cómoda y te pone a ti de un lado, el domingo del otro, el amor de la madre, el juguete nuevo, la gare de Montparnasse, el tren, la visita que hay que hacer. No me da la gana de ir, Rocamadour, y tú sabes que está bien y no estás triste. Horacio tiene razón, no me importa nada de ti a veces, y creo que eso me lo agradecerás un día cuando comprendas, cuando veas que valía la pena que yo fuera como soy. Pero lloro lo mismo, Rocamadour, y te escribo esta carta porque no sé, porque a lo mejor me equivoco, porque a lo mejor soy mala o estoy enferma o un poco idiota, no mucho, un poco pero eso es terrible, la sola idea me da cólicos, tengo completamente metidos para adentro los dedos de los pies, voy a reventar los zapatos si no me los saco, y te quiero tanto, Rocamadour, bebé Rocamadour, dientecito de ajo, te quiero tanto, nariz de azúcar, arbolito, caballito de juguete ...

                                                                      (Rayuela)

lunes, 18 de agosto de 2014

To be a rock and not to roll..

"La pretensión vanguardista de unificar vida y arte fracasó por la simple razón de ser una falacia en sí misma. No hay nada que unir entre la vida y el arte, la vida y el arte siempre fueron una. La posible causa de la errónea perspectiva vanguardista puede tener que ver con la ausencia de público que implica la una sobre la otra."
 Humm Ann Anitie.

"El hombre es performativo de pies a cabeza. Cambia de papel, de representación, en un abrir-y-cerrar-de-ojos. Esa facilidad/dificultad reside en su interior. No se puede ser una piedra y no rodar, o sí."
 "Sentimentalismo/Intelectualismo, una disyuntiva que no existe", George Key Windsome.

"El hombre, en definitiva, siempre ha sido dios. Muerto dios, muerto el hombre y muerto el egoísmo, el hombre puede ser libre. Esta 'moraleja' enseña el 'Chyrah' de William Burgoise, que se puede alcanzar la libertad de dos formas y a través de ese hermoso poema al amor que es Chyrah es que lo demuestra. Una forma de libertad egoísta-ser libre de los 'otros', de los amantes- o ser libre de uno mismo-de la pesada carga de ser uno mismo-. Y como en todos los poemas de Burgoise es en la reflexión sobre uno mismo-y en todas las variantes de la autorreflexión- en donde el poeta se renueva y se viste de luna."
"Sobre los escritos vitamínicos de William Burgoise", James Carter-Thomas y Katherine Rudford.
 
"Al fin y al cabo la Alquimia, con 'A' mayúscula, como siempre se debe escribir, es el Arte (también con mayúsculas) primitiva, el origen unificado, la babel de las artes."
"¿Y si todo ya ha sido inventado?, una pregunta inmortal", Carlos Hernández Hernández.
"El Duat, esas estrellas a las que Therme le debe el vino visionario. Esas misteriosas construcciones celestes, esos andamios encandecentes, lluvia lumínica, eso que algunos ven solo por coincidencia."
"Andro Thot Clay, el misterio del fuego en el cielo", Lucía Desmond.

"Cuando sin egoísmos avanzamos, nos percatamos que al fin y al cabo todos somos los mismos e infinitamente diferentes al mismo tiempo."
Anónimo.

martes, 12 de agosto de 2014



 

                              el lugar aproximado en la mirada de un niño
                             
                              dis                                                             per
                                                               so


                               no es más que el mundo a través del espejo


                               alicia
                                         
                                            ca
                                               
                                                  yen
                                                       
                                                          do


                                mil pedazos mil espejos

                                fielmente en es
 
                                                 ca

                                          le


                                   ras


                                 nuestra alicia está no es de papel es de verdad






                                                                                                                            *Créme de l'air

lunes, 4 de agosto de 2014

No se diga más nada, que el tiempo es un redondel!

Domingo pre final. Encierro y libros de miles y miles de páginas que por el momento no serán leídas. Fifba en la bella ciudad de La Plata. Feria del libro independiente. Construcción en alguno de esos barrios que ando caminando de vez en cuando y por donde me brotan las ganas de cambiar el mundo, (y si no puedo, por lo menos lo intento) y el quiosco que me vende cigarrillos está cerrado de muerte. Veo pasar una mujer joven, con el guardapolvo puesto, deliro futuro. Y así, el bajón de domingo arremete feroz contra el enemigo, que sos vos, que somos todos. El domingo nos odia, y no tiene problema alguno en admitirlo. Debe ser por eso que los sábados a la noche entonces, como una especie de coraza en virtud de la defensa propia, uno intenta volarse de a poquito la cabeza, y actúa, se reinventa, cree a los gritos que lo mató. Es una especie de ritual, algo intangible, casi inevitable. El próximo quiosco más cercano también está cerrado. Está todo perfectamente premeditado, como si el domingo supiera que uno no puede vencerlo si no hay cigarrillos, o amor en su defecto. Ya me parece verlo, una sombra de humo color humedad, color cemento, esgrimiendo su arma más mortífera. El tiempo. Porque cuando a uno le sobra el tiempo, un domingo por ejemplo, le nace pensar qué está haciendo con su vida. Para donde apunta, que quiere, donde quería estar y donde está. Horrible. Por qué no se puede dejar de pensar por un rato, si volar los sábados es tan divertido? El maldito "poner los pies sobre la tierra" y apretá y que no se afloje.
Vuelvo a casa, voy cantando como para que el condenado no crea que ganó, fumo el último cigarrillo, lo disfruto y, por las dudas sonrío. Se que no me espera algo muy feliz, lo huelo. Y sin embargo, no me preocupo. Abro la puerta. Mate lavado y frío, paquetes de macitas abiertos de un par de días atrás, paquetes de cigarrillos vacíos, una cantidad de colillas incontables en el vacito de plástico pintado que uso de cenicero donde dice "Macri es puto" (aclaración, no hay una pizca de homofobia en esto, sino un resabio cultural más viejo que la peste, que me hace creer que esa palabra es un insulto). El abandono total. Si, ya se que el cree que ganó. Frente a semejante escenario, yo también lo creería. Pero no. Primero, porque sonrío. Y por qué no voy a sonreír, si ahora es sábado a la noche y tengo vino? Si su herramienta de guerra le juega en contra, porque ese domingo gris sin cigarrillos de hace cuatro meses atrás solo existe porque yo lo dejé que quede en mi cabeza. Si ese sábado con felicidad y vino de hace una eternidad sigue presente, aunque es pasado, porque yo lo invoco en el futuro? Sí, es verdad, ahora me inunda una tristeza parecida a la de ese domingo sin cigarrillos, pero algo cambió. Dejé de fumar. Sí, cagate de risa, pero el cáncer, viste? Y la tos. Y los casi 23 años encima, como un sweter mojado y frío, y la vida que me pasa encerrada en un departamento dos por dos mientras pasa el rebrote del ébola, y Gaza, y Ucrania, y los fondos buitres. Y va a pasar. Y la infelicidad, y las ganas de reírse sin parar, y otra vez la infelicidad. No hay con qué darle che, el tiempo es circular.

sábado, 26 de julio de 2014

El tropel de los ricuerdos.


¿Vos te fijaste? ¿Miraste? El tipo flaco, alto, no el que es travestido, el otro, mi amigo. No viene si lo invitan, viene cuando el cerrojo de la puerta de mi habitación de madera pide mates.
Recurriendo por tantas partes, cuando mateamos, nos damos cuenta de todos los ineptos que dan vuelta por el filo de terrazas, dando de tropezones y haciéndose llamar por un par de mocosos que se preocupan por la molleja de estos. Mi mejor amigo es el único que puede levantar esa ceja del recuerdo con un par de sonrisas recortadas para decir cuántos tamborcitos tocamos en la esquina del sol en ese campo de pasto seco. Éramos tan insuficientes.

Hola, muchachito, si sobrevivimos a esto no es más que por la cobardía, la única forma de supervivencia posible, qué amables fuimos con pocos, que moldeables fuimos por muchos.

"¡Qué bueno saber que soy prolongación de tu ser!, ¡Qué lindo sería saber si mañana cuando muera con restos de tu madera en árbol vuelva a nacer!" 
"Nadie sabe más que yo con mi defecto y virtú adónde llega la luz y adónde no ha de llegar, quien no me quiera escuchar me ayudará con la cruz."

Uno que escribe se da cuenta que quién lee no cree en la espontaneidad, es más, está en continuo riesgo y batalla con ella. Sino miren a este pelado que le escribe al flaco ruliento de allá:


Entra en escena la grulla, revoleando a los dos observadores que narran la siguiente huella enaltecida:

-El ovejero que descansa en manto negro: (mira) ¡qué triste es ver que una crucifixión no es más que el despojo de mis penas!, necesito ver eso:


El fisgón ciego se encuentra retraído en su visión y observa.


-El viejo perro blanco: (aúlla) ¿cómo todo lo que encuentro en mí va dirigido al sur? ¿cómo puede ser que me alboroten tus placeres? Bajo la lluvia, el amo se adueña de mi destrucción, a cuenta propia, no dejará factura, sólo un trayecto de felicidad dibujado por él mismo, como pasa en cada diagonal y cada esquina de esta puta ciudad.


El fisgón ciego adormece su mirada ante tantos hechos deformes, no soporta que sus ojos de hojaldre desborden tanta injuria.

-El ovejero que descansa en manto negro: ¡cuánta crueldad!, las ideas cambian y los círculos siguen girando, sin embargo yo soy fiel a mi alma de diamante. No te encuentres revolcándote en esas hojas, triunfas por ser el jefe de la masividad clandestina y estás con tantos aceleradores de por medio, quésto, quélotro.


El fisgón ciego ya no recuperará su juguete perdido, está en el corazón de un par de bobetas, gandulfos y bebas impalas, envuelto en grandes retazos de banderas rojas y negras, pavaditas que con sus manos pueden esconder de todo, vieron.

-
El viejo perro blanco: (mientras hace mutis) me escapo junto con miles de melancolías y nostalgias, en forma de nota musical antigua.


-El fisgón ciego: (se cansa de hacer oídos inmaculados a la situación, mientras intenta levantarse sólo con un pie) indulgente es aquello que viene hacía mí con premura, conmoción, deslumbramiento y disonancia. (al viejo perro blanco) Si alguna vez sentiste frío en las uñas de los pies compañero, me vas a entender, la ceguera puede recorrer tus oídos de una manera espeluznante...
Yo tampoco puedo creer en el arte como producto de la tristeza o del dolor, por eso el poeta triste es la ilusión del desagrado. El poeta convencido, que se ufana hasta de sí mismo, forma parte de un bosque tan espeso como la ceguera de la vida refractada en mi pecho. La tristeza y el dolor son las peores materias primas que yo pueda destinar para contemplarles mi retrato de ojos de hojaldre. El poeta dependiente de algo más físico que él mismo es quién más fracasa. Él, como el mundo, utiliza paisajes motivados para alienarse consigo mismo, y no con el mundo...

... así, es como el hacedor se va valiendo de herramientas y de medios, a modo de ayuda, dependiendo de sí mismo, de su mundo intra-interno, de la extra-comunicación entre sus sentidos...

La inutilidad e infidelidad de este poeta se despierta dentro de este trípode desfigurado, y esta ocasión NO se corrige... el fisgón ciego se vuelve a echar y se queda mirando hacía abajo.


El ovejero que descansa en manto negro huye bajo la lluvia.



Sniffert.-

domingo, 6 de julio de 2014

vida y sangre *sin ardor*

voy a perforar el hielo, voy a remontarme al cielo.

¿Y si un día cualquiera, quién sabe cómo, quién sabe por qué, de pronto, me urge recuperar mi soledad? Para observar hoy todo el hielo en la ciudad. ¿Y si un día cualquiera, quién sabe cómo, quién sabe por qué, de pronto, me hace falta la soledad? No es verdad que todo es como ayer. ¿Y si un día cualquiera, quién sabe cómo, quién sabe por qué, de pronto, pierdo mi soledad? Algunos saben por qué lloran, y algunos quieren ver la aurora.






 

                                                                                 






                                                                              así

                                                                         en la tarde

                                                                    un feliz recuerdo

                                                             buscando explotar a todos

                                                        en sus vacías memorias de pueblo.

                                                     así, en el paraíso de la memoria, con un

                                                 gran desgano insaciable, la gente, las gentes

                                                      que estarán entumecidas, y dormidas

                                                         en sus lechos, mi lecho, nuestros

                                                              con la solitaria muerte que

                                                                 que no cesa despiertos

                                                                      no puede acabar

                                                                        nunca-jamás

                                                                              y así?


























*Créme de l'air (tal vez, mañana, despierte sobre el mar)





 

domingo, 22 de junio de 2014

El drama Wiessmüller



Perdí mis alas, perdí mis manos en las guerras cúbicas. Zenón de Elea cuenta insensiblemente las cifras de mis muertes. Ya me enfurece el pedante recuento que me ofrece, me enfurece ver cómo se disfumina el terrible camaleón.

Jules Marey.
En ronco canto el fénix-Cisne se esculpe en el mármol una y otra vez, muere y finge morir, lo ha dejado de ensayar ya, las cámaras ya son demasiado pequeñas, son tan pequeñas que son imperceptibles, tan pequeñas que ya no hay espectador, no hay ojo tras el lente, no hay ojo del espectador, se actúa en las sombras para nuestras propias sombras, no hay más PROSKENION, el mundo es lumbre del actor, del que finge, de esta ave, del hombre, que renace, se inventa, y muere las mil muertes bovaristas, las muertes de las máscaras, (Síntesis: F=15M, 30P-36A) mais lui, il préfère ne pas plus.  ¿o no?


¡BUSQUEN SUS BAMBALINAS! "Bertolt Brecht"


"Sonata para los puentes"

una mecánica vacía, un ionesco mecanismo de relojería. 
Frenesí de rotas muñecas y cenozoicos firmamentos.
Los cascos oxidados del tiempo son irrevocables y avanzan.
Avanzan Alarmantemente.



El hombre es percepción pura y aún así dice comprender, no contempla que es en él en el que se construye el mundo. Ese es su problema.
M. Vogan: Tengo un plan: to go mad.
Léa: Te amo.
M. Vogan: Ese, Ese., ese es tu problema.
Léa; te, te prohíbo mentir.
M. Vogan-Alex-Oscar: Play it again, please. For me. For my funeral.
Léa. Es que estás aquí:
M. Vogan: me siento tan viejo.
Léa: Perdón.
M. Vogan: con su mano fría de lágrimas le acaricia el rostro y le promete como en un silvido que su hermozura es tan azarosa que la muerte ya no es más que un mal chiste. Inmediatamente, ambos rompen en llanto silencioso y se olvidan de sus papeles mientras susurran: "la beauté, la beauté".
Léa: ¿es ese tu verdadero cabello?
M. Vogan: nada en mí es realmente verdadero, ni siquiera tú.
Léa: Yo aquí te espero, I'll wait for the moment your paper-tigers break the fourth wall. Mejor regáleme flores, señor Oppenheimer, envés de cruceros a Finisterre.
R. Oppenheimer: Es mi cruz nuclear, rêve d'été. No te das cuenta lo fácil de perder que es tu cuerda, Ariadna.

Duerme en su cama, sueña dentro de un sueño como todos, broncean su cascarón tres Helios interminables, insomnes, burlones, cruZ-de-l-a-Ti-e-Rr-a. Bronceando sin más, envenenado Bronce (Cu), brote de Roi-Solei, brisa de bronce en la cara del faraón (RA-m;s;é:s Sép.timo [VII]), Ra iluminado, Padre-sol.
Johnny: Vuelvo con mi familia. Nosotros no somos más que un par de monos felices. La diferencia con los demás es que sabemos que un árbol no sólo crece para arriba. En su ascenso, desciende.
 

Habrá que cubrirse el rostro. Simular ser alguien. Uno a la vez, o todos al mismo tiempo, es lo mismo. Ha de sedarnos un gran tiempo el dolor, pero al final confrontar se torna inevitable.
"Tu castigo, mi pobre Angéle, es que seas tú y que vivas con eso."
Amén. Amén. Amén. 

sábado, 21 de junio de 2014

Antes.

En Uruguay.
Por un decir trasatlántico de todos los días, los trenes ya no pasan más por mí barrio. Antes, era cuestión de volver del club, poner la pava, sacarse los zapatos y estirar los dedos, para escuchar su deleitante sonido, algo carnoso y vivaz. <A Reneé no le gusta cuando uso la palabra "carnoso", dice que remite a lo sexual, yo no estoy del todo de acuerdo> El agua siempre se hervía ¿si no qué sentido tendrían los esfuerzos humanos? así, dos o tres veces. Tenía garrafa, teníamos, y siempre se terminaba un domingo ¿sería obra de dios? Un día me lo encontré a dios en la cola del supermercado, y se lo pregunté < a Reneé no le gustó que hiciera eso, siempre le irritaban esas cosas>

Yo: che ¿hay forma de que la rutina no nos arruine? ¿de qué la garrafa no se termine los domingos? me refiero a si existe alguna manera de sobrevivir a este vaivén de porquería que convierte viejo todo lo que conocemos, haciéndonos perder la fe en que alguna de las mierdas que siempre hacemos van a durar aunque sea hasta que el corazón deje de hacerlo, contame ¿existe eso?

Dios: No en esta vida.
Yo: siempre lo sospeche.

Y feliz con la respuesta me iba, ya la conocía. De paso hacía que Reneé se enojará, y cuando se enojaba le salía bien el mate, no sé por qué será eso, pero siempre pensé que los animales ponen más carisma en imitar a los humanos <y en hacer bien el mate>. Ellos, sí que saben imitarnos bien. Y así siempre, la vida, siempre así. Un poquito de tango los martes, contrastando con la llegada del tren, logrando una fusión de sonidos que me extasiaba. Esos martes eran oníricos, porque venía Shossane, y tomábamos whisky del caro, Reneé no quería a Shossane, decía que no imitaba bien a la especie ¿qué sabría ella de mi especie? Shossane lo hacía mejor que ella. Hacía todo. Primero empezaba con las tuercas de lanilla, después el árbol sinestesico, para llegar finalmente al prix du fontúa, de la manera más subversiva posible <Reneé nunca llegaba al prix, no enseñan esas cosas de donde ella viene> En aquellos días, vivía mi presente no tan mal. Evocaba mucho al futuro. Los jueves eran los días santos, venían Pedro y José a fumar un puro mientras hacíamos casas de barro y abono, la mía siempre era la mejor. Y cuando daban las doce de la noche nos subíamos al techo a contar las estrellas y eran 332, ni más ni menos que esas. Siempre era así. Un día, Pedro se cayó del techo y se rompió el cuello, creo que murió, por lo general las mujeres como ella <con un cuello tan delgado> no suelen soportar una caída tan dura. Ya poco me acuerdo de esos días, siempre bebía demasiado. Me encerraba a hacer casitas de barro en el baño, y no salía como por tres o cuatro meses. Usaba la mente como una herramienta para no tener hambre, sed, sueño o frío. Servía, en ese entonces.

Ahora, ya no sirve tanto. No puedo concentrarme. No puedo leer, ni escribir pianos, ni tocar cuentos. Tampoco puedo hacer hoteles de barro, piscinas de barro, hospitales de barro. Todo es inútil. Creo que es cosa de Reneé, ella es muy negativa. Todavía vive, no sé en qué parte de la casa, pero la escucho a veces, suena muy café con leche. Los trenes tienen mucho aspecto a Borges <SIEMPRE ME DICE DIOS> para mí tienen aspecto a carne, son carnosos. Hice un tren de barro. Desde hace una hora empezó a desangrarse por abajo, la mitad del baño está cubierto con sangre, ya no tengo donde sentarme. Hay trescientos.treinta.dos centímetros cúbicos de sangre en el cielo, y 332 estrellas en el suelo. Ya no controlo ni el hambre ni el frío. Me da pena el piso, estaba nuevo. Me hecho a reir sin boca, como me dijo Dios, hoy, en la bañera. Y después pasa el tren.


Créme de l'air.

lunes, 9 de junio de 2014

De los sueños despiertos.

Voy a levantarme, convirtiendo los errores en quimeras de oro..

En ese momento
.. mi corazón.. de la ilutio.. mi espíritu.. de la tierra.. fue uno de los peores errores de mi vida renunciar al viaje y regresar al sinuoso y fatuo rincón de mi pesar tan inocente..
Aunque siempre mantenía despierta la ilusión del regreso, concretarlo fue un tiranía propia. Me hubiera gustado ser más un errante con la mente llena de caleidoscopios y el corazón dispersado, que en lo que uno se convierte, una mente repleta de realidad y corazón vacío de sugestiones tan completas. Y así, enfermo,
como cualquiera que rechaza a la libertad cuando vuelve por el camino desquebrajado de la erosión del volcán recalcitrante de su alma, aunque no me disgusta mostrarme sobre la vida preferiría abrazarla, dinamitarla y recibir los simulacros como caricias y no como caídas, abrazos eternos futuros, ¿insípidos?

A cada día que pasa tengo más formas de llamarme, quién llena el alma es el entorno, pero cada vez reconozco menos quién es el espejo de mi azar..
En la recta final ya no importará el ánimo ni el cansancio, que pelean en la trinchera que llama al olvido, donde lo mejor aterriza y la voluntad no quiere obedecer para que yo la tome por el cuello y la someta a justicia frívola y solaz.
Al final del camino uno se encuentra al espejo del azar, dentelleando en esquineros de piedras estrelladas, como roedores indecisos por la magia cruel de sus plagas próximas
.. y allá vamos, pero.. ¿existe el final del atuendo?. Las sombras me dicen que nos encontramos en un círculo vicioso, buscando respuestas a quién se le arrebata la identidad ¡Yo soy quién arrebata su propia identidad! ¡Sin insinuar!. Lo que describimos en el camino es circundante, nada sirve si nos olvidamos, porque transitamos..

Me siento parte del universo,  abierto para reunirse conmigo. Mi cuerpo es sano para esta distorsión, estoy estallando.

                                                                                                                                                                                                                                Sniffert-.

sábado, 7 de junio de 2014

El destino inefable de los poetas tristes.



"En los últimos meses, he estado llegando tarde a algún lugar"


Elsa cuarenta espera el colectivo, sentada, con frío. Ramón treinta y nueve se quedo sin frenos en el auto, debe busca otro transporte para llegar al trabajo. Ellos no se conocen. Sin embargo, el azar de las sociedades modernas los destina, pero tanto Elsa como Ramón no lo saben. Elsa es la única en la parada cuando Ramón llega; ambos se miran y ven su propia soledad. Ramón baja la mirada, Elsa no. Ella puede imaginárselo todo, quizás él también lo haga. Ramón bosteza, mira su reloj, considera el sentarse junto a Elsa, pero no lo hace. Elsa, en cambio, cierra los ojos, percibe algo. Todo tan vacío. Ella recrea imágenes en su mente: departamento/un jardín azul/ andar en bicicleta/comprar un perro/ cenar en la terraza/nadar/tomar café en la cama/ hacer un viaje/navegar/ver televisión /desayunar/soñar/proyectar/esperar el micro. Ramón mientras tanto mira la hora en su reloj, ya se ha hecho tarde, el micro no está pasando. Ambos saben que una palabra lo cambiaría todo. Están hechos el uno para el otro. Un micro llega, Ramón sube, y no mira para atrás, Elsa espera, sentada, y perdida. Otro micro llega, es el de Elsa, sube, y mira a la parada vacía "Todo será como ya es" se dice. Ella piensa si él piensa, y él piensa si ella piensa. Nada pasa. Todo es como es, por la falta de un orden fijo. Al otro día Ramón treinta y nueve arregla su auto, y Elsa cuarenta va hacía su parada, ya todo vuelve a la normalidad. Nunca más vuelven a verse. Él era para ella, y ella para él. Tiempo después se olvidarán de estas cosas, todos tienen mala memoria. Un día cualquiera, sin saber cómo ni por qué, ninguno de ellos pensará ¿qué habrá sido de aquel que conocí en la parada del micro y ya nunca volví a ver? La vida transcurrirá, entre perdidos arrabales, la muerte lisa y llana, ya no será una palabra, sino un hecho, el mar ya no será un estanque, sino finalmente el mar, la gente como Elsa y Ramón ya no serán gente como Elsa y Ramón, seremos nosotros. Destino cruel, destino inexorable, mendigo destino ¿Qué sería de nosotros sin ti?


                                                                                                           Créme de l'air

viernes, 6 de junio de 2014

Nota del lector.



¿Cuál es el espacio-tiempo en donde la poesía de este animal?

                                                                                        Él estornuda sin aviso y una mierda con la imaginación de mil circunvalaciones atrás aparece, ya no lo mira todo con la cabeza y hace que su llanto camine su llanto inocuo.

Ya casi nada de lo que él tenía le sirve de la misma manera y la misma medida como hubiese servido en el momento en que lo quiso (si es que alguna vez lo quiso, cosa igualmente factible en su cabeza de cráter fosilizada).

Eso, quizá lo haga grande, eso que lo hace crecer y estallar en dinamismos corpóreos suaves.


¿Te sorprende la bruma de la legitimidad visible?

                                                                      A mí sí.

                                                 .   .   .


¿Por qué siempre se quiere contradecir?



Quiere buscar un hilo, quizás en Siberia, en la música. No entiende porqué es así, necesita ser algo más y no llora, hace tiempo que no lo hace ¡Se siente tan ido como para poder volver! ¡Ya no sabe cómo carcomer al lector!



¡El escrito también siente tantas cosas como quién lo siente al escribirlo!



                                            .Sniffert.

jueves, 5 de junio de 2014

PIGeO/nsjus(t)like{th}aT

 
  r-p-o-p-h-e-s-s-a-g-r
                      who
  a)s w(e loo)k
  upnowgath
                  PPEGORHRASS
                                        eringint(o-
  aThe):l
             eA
                 !p:
S                                                         a
                          (r
  rIvInG                         .gRrEaPsPhOs)
                                                         to
  rea(be)rran(com)gi(e)ngly
  ,grasshopper;
 
 
 
Buffalo Bill's

defunct

        who used to

        ride a watersmooth-silver

                                  stallion

and break onetwothreefourfive pigeonsjustlikethat

                                                  Jesus



he was a handsome man

                      and what i want to know is

how do you like your blueeyed boy

Mister Death
 

 
 
Los Años pasan para todos, 
     Buffalo Bill es
             ya difunto. 
                  cabalgaba
                         un plateado        de aguas tranquilas. 
                                    semental 
  Y mataba unodostres4cinco6siete gorriones enunabrirycerrardeojos.
Jesus,
     ese sí que era un tipo elegante,
  mataba onetwo3quatrecincoseis7 pid/geons asícomosevaelamor.
 y cabalgaba su semental empapado en plata.
Y lo que yo me pregunto, SEÑORA MUERTE,
                ma petite mort, ella que sí es una tipa hermosa,
                                                              es;
          Cómo quieres a tu chico de ojosazules, MADAME MORT?
          y mata 123cuatrofiveseissept gorriones deunsolosuspiro.
  
e,E Cum(m)ings.