martes, 10 de marzo de 2015
El Lomismo.
En la mañana despampanada por un sol tímido y naranja es dónde se toman las mejores fotos del cerebro humano. O tal vez sólo desvarío, para darle al sueño otra chance de no perecer en el aburrimiento de mi sueño (de mi ser).
La cuestión es que esto se debe a las interrogantes modernas. Sin expandir más el asunto, en otro sueño me crucé con San Sansón de la Sasería, un troglodita ateo y perfumado, que me habló de la corriente del "Lomismo". Yo no me atrevía a reconocer, en mi condición de petulancia, que no conocía ésta misma, así que no lo hice. Sólo compartí interés común por la filosofía. Pero la pregunta finalmente recayó ¿en qué constaba esta corriente?, por un decir refunfuñante, la explicación alcanzo la plenitud. Se trataba de una teoría que propusieron unos italianos sordos allá por el 1378 en la cumbre de cuestiones de mortandad.
- ¿Peste?-pregunte.
-Algo así- respondió el hombre.
Y nada seguía claro para mí.
-¿Eran sordos?- pregunte.
-Sí- refuto.
Y el vacío mental seguía merodeando. De la nada, Mozart, ahí, empestre, ruidoso, molesto. Me toco el hombro, y me cacheteo las orejas. Nada más que suspensión mental. Todo era demasiado real para ser real.
El señor San Sansón de la no sé qué me miraba curioso, indagando mis estudios, mi nombre, mi edad. Vacilé en mirarme los zapatos, uno era rojo y otro marrón. Se escapaba de mi lógica dicho detalle. No me importo. Seguí la conversación.
-Sí eran sordos ¿cómo pudieron crear una corriente al no disponer del lenguaje humano para aprender lo que esto es?
-Usted vive en sus propios límites de zapato campreste mal lustrado señorita.
-No entiendo.
-No hace falta entender, es necesario destruir para analizar.
-¿En que constaba la teoría?
-Aún consta.
-¿Y en qué lo hace entonces?
-En percibir, fuera de contexto, una sinécdoque mental de su inconsciente. Abrir las manos a la expansión de desdoblar un recuerdo, una personalidad, un sueño. A, sin más vueltas, sentir lo que nuestros sentidos nos prohíben juntar en un mismo canal.
-¿Sinestesia?
-No, lomismo.
Y sin más, mi cuerpo se volteo a ver la luna, pero ésta no estaba. Ni siquiera las estrellas. Entonces recordé que nunca hay cielos completos en mis sueños. Y con deseos de estallar, me eleve un poco a buscar algún rastro de luz lunar (o porque no solar). No encontré nada. Y evaluando la confusión, los colores no presentaban ningún olor nuevo en mí. Demasiada lucidez por hoy, era mejor cambiar de etapa, descansar como se debe, sin recordar nada de este sueño. Enchufándome un listado de cosas, me acosté en mi memoria un rato y logré irme de allí, y feliz con el cambio ni siquiera podía sentir más nada. En unas horas me voy a despertar, y tal vez amanezca sobre el mar. Recordar un viejo sueño en otro sueño, ya de por sí, me resultaba perforador de mí misma.
Y después....
Créme de l'air.
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