¿Vos te fijaste? ¿Miraste? El tipo flaco, alto, no el que es travestido, el otro, mi amigo. No viene si lo invitan, viene cuando el cerrojo de la puerta de mi habitación de madera pide mates.
Recurriendo por tantas partes, cuando mateamos, nos damos cuenta de todos los ineptos que dan vuelta por el filo de terrazas, dando de tropezones y haciéndose llamar por un par de mocosos que se preocupan por la molleja de estos. Mi mejor amigo es el único que puede levantar esa ceja del recuerdo con un par de sonrisas recortadas para decir cuántos tamborcitos tocamos en la esquina del sol en ese campo de pasto seco. Éramos tan insuficientes.
Hola, muchachito, si sobrevivimos a esto no es más que por la cobardía, la única forma de supervivencia posible, qué amables fuimos con pocos, que moldeables fuimos por muchos.
"¡Qué bueno saber que soy prolongación de tu ser!, ¡Qué lindo sería saber si mañana cuando muera con restos de tu madera en árbol vuelva a nacer!"
"Nadie sabe más que yo con mi defecto y virtú adónde llega la luz y adónde no ha de llegar, quien no me quiera escuchar me ayudará con la cruz."
Uno que escribe se da cuenta que quién lee no cree en la espontaneidad, es más, está en continuo riesgo y batalla con ella. Sino miren a este pelado que le escribe al flaco ruliento de allá:
Entra en escena la grulla, revoleando a los dos observadores que narran la siguiente huella enaltecida:
-El ovejero que descansa en manto negro: (mira) ¡qué triste es ver que una crucifixión no es más que el despojo de mis penas!, necesito ver eso:
El fisgón ciego se encuentra retraído en su visión y observa.
-El viejo perro blanco: (aúlla) ¿cómo todo lo que encuentro en mí va dirigido al sur? ¿cómo puede ser que me alboroten tus placeres? Bajo la lluvia, el amo se adueña de mi destrucción, a cuenta propia, no dejará factura, sólo un trayecto de felicidad dibujado por él mismo, como pasa en cada diagonal y cada esquina de esta puta ciudad.
El fisgón ciego adormece su mirada ante tantos hechos deformes, no soporta que sus ojos de hojaldre desborden tanta injuria.
-El ovejero que descansa en manto negro: ¡cuánta crueldad!, las ideas cambian y los círculos siguen girando, sin embargo yo soy fiel a mi alma de diamante. No te encuentres revolcándote en esas hojas, triunfas por ser el jefe de la masividad clandestina y estás con tantos aceleradores de por medio, quésto, quélotro.
El fisgón ciego ya no recuperará su juguete perdido, está en el corazón de un par de bobetas, gandulfos y bebas impalas, envuelto en grandes retazos de banderas rojas y negras, pavaditas que con sus manos pueden esconder de todo, vieron.
-El viejo perro blanco: (mientras hace mutis) me escapo junto con miles de melancolías y nostalgias, en forma de nota musical antigua.
-El fisgón ciego: (se cansa de hacer oídos inmaculados a la situación, mientras intenta levantarse sólo con un pie) indulgente es aquello que viene hacía mí con premura, conmoción, deslumbramiento y disonancia. (al viejo perro blanco) Si alguna vez sentiste frío en las uñas de los pies compañero, me vas a entender, la ceguera puede recorrer tus oídos de una manera espeluznante...
Yo tampoco puedo creer en el arte como producto de la tristeza o del dolor, por eso el poeta triste es la ilusión del desagrado. El poeta convencido, que se ufana hasta de sí mismo, forma parte de un bosque tan espeso como la ceguera de la vida refractada en mi pecho. La tristeza y el dolor son las peores materias primas que yo pueda destinar para contemplarles mi retrato de ojos de hojaldre. El poeta dependiente de algo más físico que él mismo es quién más fracasa. Él, como el mundo, utiliza paisajes motivados para alienarse consigo mismo, y no con el mundo...
... así, es como el hacedor se va valiendo de herramientas y de medios, a modo de ayuda, dependiendo de sí mismo, de su mundo intra-interno, de la extra-comunicación entre sus sentidos...
La inutilidad e infidelidad de este poeta se despierta dentro de este trípode desfigurado, y esta ocasión NO se corrige... el fisgón ciego se vuelve a echar y se queda mirando hacía abajo.
El ovejero que descansa en manto negro huye bajo la lluvia.
Sniffert.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario