domingo, 20 de abril de 2014

Transposicion

TRANSPOSICIÓN
Nos arrastra con fuerza hacia la orilla, damos vueltas y chocamos contra la arena. Entre carcajadas nos levantamos y corremos hacia donde se forman las olas más grandes que nuevamente nos abrazan: nos envuelven en su torbellino imparable. Puedo sentir mi cuerpo girar al compas de ese bucle estruendoso, donde es inútil resistir.
Mi hermano me agarra y otra vez nos zambullimos. Empiezo a nadar, lo arrastro conmigo, sujeto a mi espalda. Esperamos.
El agua me llega hasta la cintura y a él casi hasta el cuello. Me adelanto un poco más, con el fin de abalanzarme sobre él cuando la ola llegue.  Observo. A lo lejos comienza a asomarse una que promete ser enorme: me preparo. Me doy vuelta para decirle a mi hermano, pero no lo veo. Miro en todas direcciones, no está. Retrocedo, lo llamo, avanzo nuevamente, grito. Solo el rugir de un viento cálido y salado responde mi llamado. Me sumerjo y nado un par de metros. Abro los ojos: todo esta espeso, nubes de arena me ciegan. Algo me agarra de los tobillos y comienza tirarme hacia abajo: era él. Intento ponerme de pie pero no puedo; en vez de eso nos hundimos cada vez más. Habíamos caído en un pozo.
 Está aterrado: me sujeta con fuerza y no me deja mover las piernas. No puedo nadar, la corriente nos lleva aun más profundo.  Intenta treparse por mi cuerpo, pero me hunde aun más y más. Comienzo a desesperarme; mis brazos no dan abasto,  la boca se me llena de agua y  no tengo más aire. Sigue llevándome hacia el fondo. Siento mi mente oscurecerse. Comienzo a retorcer mis pies intentando zafarme de él pero no puedo: se aferra aun más. El pánico me domina, ya no logro dominarme. Con todas mis fuerzas muevo mis piernas, las retuerzo, lo empujo. Ya sumido en una total perdida de razón, logro soltarme y le doy una terrible patada en la frente. Él cede; siento como las manos que antes me aprisionaban se debilitan: pierde el conocimiento, me libera. Comienzo a nadar, siento todo mi ser ahogarse en sí mismo. Antes de desvanecerme siento una brisa en la cara, una gran bocanada de aire recorre mis venas.  Abro los ojos, una gran ola me impacta en el rostro.

Despierto. El corazón parece salir de mi pecho. Estoy empapado en sudor y sumamente alterado. Intento calmarme. Tomo un vaso de agua y voy a la pieza de mi hermano: aun tengo en la mente su imagen ahogándose. Entro despacio, lo toco: está completamente mojado y frio. Prendo la luz. No respira: está blanco, con un terrible golpe en la frente. 

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